Pestana CR7 Marrakech

Construida en 1910, la “casa del pachá”, como se conoce al museo Dar el Bacha, fue el hogar de Thami El Glaoui, que recibió el título de pachá de Marrakech. Es un excelente ejemplo de la arquitectura marroquí, con fuentes y naranjos en el patio central, zonas de estar tradicionales y un hamán. Además de características tradicionales bien conservadas, el palacio también muestra influencias de la arquitectura europea, y ha sido uno de los primeros palacios de Marrakech en presentar una decoración ostentosa en su exterior.

Considerado uno de los más encantadores y misteriosos de Marruecos, el jardín botánico de inspiración islámica Majorelle, en Marrakech, fue obra del artista Jacques Majorelle a lo largo de casi 40 años. La propiedad fue residencia del artista y de su esposa. En los años 80, el diseñador Yves Saint-Laurent y el empresario Pierre Bergé lo restauraron e instalaron en este espacio los museos Bereber e Yves Saint Laurent, y en el antiguo taller de Majorelle surgió el Museo de Arte Islámico de Marrakech.

Los Jardines de la Menara son el lugar ideal para escapar del ajetreo de la ciudad. Puede encontrarse paz y sosiego entre los olivos o junto al enorme lago que, situado en la zona central del jardín, sirve de depósito de agua. Excelente para pasear o para relajarse a la orilla del lago, contemplando el horizonte y la puesta de sol única, el jardín es lugar de interés tanto para marroquíes como para turistas deseosos de gozar de unos momentos de tranquilidad y descanso lejos del bullicio del centro.

El Palacio de la Bahía es un palacio con jardines. Es uno de los más impresionantes de Marrakech, con sus 150 divisiones que se abren a diversos patios interiores, y los jardines ocupan una área total de 8000 m². En el palacio aún existe un harén, que incluye un amplio patio decorado con un lago y rodeado de las habitaciones destinadas a las concubinas. Situado en la parte antigua de la ciudad, este palacio es una de las más bellas obras de la arquitectura marroquí y uno de los principales monumentos del patrimonio cultural del país.

Se sitúa en la parte histórica de Marrakech y es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco desde 2008 bajo el título “Espacio cultural de la Plaza Jemaa el-Fna”. Es un laberinto de atractivos colores y con variedad de productos que van desde la plata hasta las alfombras donde todo se negocia a la manera marroquí. En esta plaza, la más animada de Marrakech, es posible presenciar diversos tipos de espectáculos. Por la noche, los puestos de comida típica dominan la plaza, y personas de todas las razas y credos acuden para experimentar mejor el ambiente de este lugar único.

El Palacio El Badi (“El Incomparable” en árabe) fue construido para conmemorar la victoria del ejército marroquí en la batalla de Alcazarquivir. Se considera toda una joya del arte islámico y una de las más extraordinarias obras artesanales del periodo saadiano, y su construcción, que duró quince años, se inspiró en la Alhambra de Granada. En su interior hay un museo donde se exhibe un minmar restaurado (púlpito) del siglo XII. Además, el conjunto se compone de varios pabellones de grandes dimensiones, establos y mazmorras. Aunque está actualmente en ruinas, sigue dando una idea de lo que fue en su época dorada.

Meydene es un centro cultural ubicado en el corazón de M Avenue, el nuevo destino de estilo de vida en Marrakech. Este centro interactivo se compone de un viaje inmersivo 2.0 que ofrece al visitante una inmersión original en el corazón de la ciudad ocre, en la región. Además, gracias a los espectaculares efectos visuales y sonoros, nos permite volar sobre las montañas del Atlas o sobre la costa marroquí. Meydene es también un teatro de 400 butacas que acoge diversas representaciones: espectáculos cómicos, de variedades, conferencias... No obstante, también ofrece un espectáculo permanente, Maysan, diseñado para resaltar Marrakech y su región: un espectáculo que mezcla música, poesía y acrobacias, donde la decoración y los efectos especiales interactúan con los artistas. Los visitantes también pueden disfrutar de una experiencia culinaria excepcional en la terraza de la azotea: descubra y pruebe recetas a menudo olvidadas del campo marroquí que el chef ha decidido revivir en el restaurante Le Douar.